lunes, 4 de abril de 2011

Clasificación de las artes técnicas

A continuación el breve capítulo 2, en el que Semper expone el plan del libro.

[El siguiente texto es una traducción original, publicada aquí como adelanto de la próxima edición en español de Gottfried Semper, El estilo en las artes técnicas y tectónicas, e incluye notas del traductor (†[N. T.:… ]) e imágenes agregadas especialmente a esta edición. Se autoriza la reproducción total o parcial con la atribución a su autor, Juan Ignacio Azpiazu, e indicando como fuente este blog, semper-estilo.blogspot.com.]


§ 3 Cuatro categorías de las materias primas
Pueden establecerse cuatro categorías principales según las cuales clasificar las materias primas en relación con la manera en que se las usa para propósitos técnicos. Según sus propiedades específicas las materias primas son:
1. flexibles, tenaces, altamente resistentes a la rotura por estiramiento, de gran resistencia a la tracción†;
2. blandas, maleables (plásticas), endurecibles, que se adaptan fácilmente a diversas conformaciones y diseños y en estado endurecido mantienen la forma dada;
3. en forma de barra, elásticas, de resistencia principalmente a la flexión, es decir a fuerzas que trabajan en sentido perpendicular a su longitud;
4. rígidas, de constitución compacta, resistentes al aplastamiento y al pandeo, por lo tanto de significativa resistencia a la compresión, y entonces aptas para la elaboración de la forma deseada mediante la remoción de partes de la masa y para permitir la unión de piezas regulares conformando sistemas rígidos en los que el principio de la construcción es la resistencia a la compresión.

De acuerdo con estas cuatro categorías consideradas para los materiales se distinguen también las cuatro operaciones principales del trabajo artístico, en tanto mediante mayor o menor esfuerzo y los procedimientos técnicos correspondientes logran hacer que la materia prima sirva, a partir de su preparación, para un propósito determinado.

Según ese criterio se dividen en las siguientes clases:
1. arte textil,
2. arte cerámico,
3. tectónica (carpintería),
4. estereotomía (mampostería, etc.).

Acerca de esta clasificación es absolutamente necesario para lo que sigue aclarar que cada una de sus categorías debe tomarse en su sentido más amplio, de donde surgen entre ellas entonces múltiples interrelaciones que se deberán destacar y seguir. A cada una de dichas categorías de la técnica le corresponde un determinado territorio propio en el reino de las formas, cuya producción es de alguna manera el trabajo más natural y originario de esta técnica. En segundo lugar, cada técnica tiene un determinado material que puede considerarse su material originario, aquel que ofrece el medio más cómodo para producir las formas que pertenecen a su dominio original. Pero más tarde estas formas han pasado a realizarse también en otros materiales, y cada material ha pasado a usarse para formas que pertenecen originalmente a una categoría distinta. Tales configuraciones son atribuibles estilísticamente entonces a ambos dominios de la técnica, según se considere en ellas lo formal o lo material.

De modo que la cerámica en su sentido más general no se limita a los recipientes de alfarería, sino que incluye a la totalidad de los recipientes; abarca también a los artículos emparentados en vidrio, piedra, y metal. Hay también manufacturas de madera que estilísticamente pueden asignarse a este género como familia particular, como por ejemplo los toneles, las cubetas, y similares. Incluso hay trabajos textiles, como las canastas, que tienen en este sentido una relación de parentesco estilístico con la cerámica.

Por otro lado hay objetos que ciertamente pertenecen a las artes cerámicas desde el punto de vista del material, en tanto son una configuración que ha adquirido la forma a partir de una masa blanda luego endurecida y fijada, pero que sólo pueden considerarse emparentados con la cerámica en segundo grado ya que en términos formales pertenecen a otro campo. Son de este tipo los ladrillos, las tejas, las terracotas, y los azulejos y las baldosas esmaltadas que se destinan al revestimiento de paredes y pisos. Lo mismo vale para las teselas de vidrio y los conos coloreados de arcilla que se usan en mosaicos, y para otros productos de la cerámica. En términos de estilo se los puede asignar con mayor justificación en parte a la estereotomía y en parte a los textiles, ya que se los trabaja en parte como obra de incrustación relacionada con la construcción en piedra y en parte como revestimiento de paredes y demás.

Por lo tanto tampoco los textiles comprenden solamente a las telas propiamente dichas, como surgirá de lo siguiente.

La tectónica† tiene asimismo un territorio muy abarcante; además de la obra de madera de los armazones de techo y de las columnas que los sostienen debe asignarse a este campo la mayor parte del mobiliario, así como en cierto sentido parte de la construcción en piedra y un sistema en particular de la construcción en metal.
[N. T.: el autor usa al término tectónica para referirse a la construcción de armazón, esqueleto, carpintería. Ver la N. T. al comienzo del capítulo 7 para una ampliación al respecto.]

La estereotomía abarca no sólo a la mampostería y al movimiento de tierras sino también al mosaico, a la talla en madera, marfil, y metal. Incluso la joyería toma de esta técnica parte de sus principios estilísticos.

Muy importantes son los entrecruzamientos resultantes, las transiciones entre los cuatro diferentes géneros de la actividad artística; así es que el arte textil se combina con la cerámica en los ya mencionados embaldosados de paredes y pisos, y con la tectónica en el revestimiento de tablas. Aparecerán en lo siguiente combinaciones todavía más importantes en términos estilísticos entre el principio del revestimiento y la tectónica (la construcción tubular, en la que el elemento textil provee el material y el tectónico la forma; la celosía, en la que el elemento tectónico provee el material y el textil da la forma).

También son de estilo mixto los trabajos del orfebre así como, además de muchos otros casos que se tratarán en particular en lo siguiente, las construcciones de piedra según el principio de la antigüedad, en las que la estereotomía aparece en combinación con la tectónica y con el principio del revestimiento.

De los materiales de los cuales el hombre se sirve para sus propósitos el metal es aquel que reúne en sí mismo todas las propiedades de las materias primas listadas arriba: es ablandable plásticamente y endurecible; es flexible, tenaz, y en alto grado resistente a la tracción; es muy elástico y tiene una importante resistencia a la flexión (si bien ésta es su propiedad más débil por su excesiva elasticidad y flexibilidad), y por lo tanto muy utilizable para construcciones de barras; finalmente es duro, de constitución compacta y homogénea, lo que en parte le da enorme resistencia a la compresión, propiedades que lo hacen más apto que cualquier otro material para producir la forma deseada mediante la remoción de partes de la masa y para posibilitar su unión conformando sistemas rígidos. Como consecuencia de esta aptitud para recibir todo tipo de tratamiento la metaltécnica reúne en sí a las cuatro clases de la técnica. De ahí que incluya también una riqueza de procesos técnicos de transición que no aparecen en ningún otro material. Así es que por ejemplo la maleabilidad del metal conduce al importante proceso del batido o repujado. Distinto es el proceso del forjado, una transición entre el trabajo del metal como masa maleable flexible y el tratamiento estereotómico como cuerpo duro. Otros procesos son el estampado y el acuñado, la soldadura blanda o débil, la soldadura dura o fuerte, el remachado, a los que les corresponden igual diversidad de características estilísticas. Además hay procedimientos compuestos, como el esmaltado, el nielado, el dorado, y muchos otros, que deben todos considerarse en sí mismos y que nos resultan muy relevantes por la influencia que ejercen sobre las artes figurativas y en particular sobre la arquitectura.

Debido a esta gran importancia de la metaltécnica en las artes y a la dificultad que presentaría la categorización de los procesos mencionados, y otros no mencionados, en las cuatro clases generales establecidas arriba, será necesario dedicar a la metaltécnica un capítulo especial.